Psalms 60

Anhelo mesiánico de David

1
1. Véase II Reyes 17, 22 ss. David se hallaba fuera de su país huyendo de Absalón. Los que tienden a dudar del epígrafe suponen aquí una plegaria de los cautivos de Babilonia, pero se encuentran con las dificultades de los versículos 6 y siguientes Otros, para evitarlas, conjeturan que sería escrito por un levita expatriado en tiempo de la monarquía, viendo no obstante en el versículo 8 un eco de la promesa davídica de II Reyes 7, 14. Espiritualmente se suele aplicar las palabras de este Salmo a nuestra vida de peregrinación en este mundo.
Al maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. De David.
2Escucha, oh Dios, mi grito,
atiende a mi oración.
3
3. De la tierra: De la tierra santa. Como observa Fillion, David se encontraba del otro lado del Jordán, en Mahanaim, provincia de Galaad (II Reyes 17, 24; cf. Génesis 32, 2; Jeremías 13, 26; Cantar de los Cantares 7, 1, texto hebreo); y aunque no era eso la extremidad del país “el corazón no se cuida de exactitud rigurosa en las medidas, pues la distancia le parece inconmensurable”. Bover-Cantera piensa en un país muy remoto; Prado en Transjordania. La roca: La colina rocosa de Jerusalén. El Texto Masorético añade: Inaccesible para mí, lo cual se explica de suyo, tanto en sentido histórico cuanto en el profético. Espiritualmente vemos aquí la confesión de nuestra impotencia, contra la cual no podemos luchar sin la gracia. Y a pesar de esto, Dios nos ofrece la roca, ¡la santidad por los méritos de su Hijo! Cf. I Tesalonicenses 4, 3 y 7 s.; Romanos 5, 5. Cf. Génesis 19, 16 y nota.
Desde los confines de la tierra
clamo a Ti,
con el corazón desfallecido;
Tú me alzarás hasta la roca,
me darás el reposo.
4
4. Texto usado frecuentemente en preces litúrgicas. Cf. Salmo 70, 3; Proverbios 18, 10; Joel 3, 16.
Porque eres mi refugio,
la fuerte torre contra el enemigo.
5Habite yo para siempre
en tu tabernáculo
y encuentre abrigo
a la sombra de tus alas.
6
6. La herencia: Otros leen aquí: el deseo, como en Salmo 20, 3. Es la segunda parte del Salmo, donde la oración ya ha sido escuchada. “Evidentemente David tiene aquí en vista el trono del cual había sido despojado y sobre el cual contaba con que Dios había de restablecerlo” (Fillion).
Oíste mis votos, oh Dios,
y me has dado la herencia
de los que temen tu Nombre.
7
7 s. “Esta mención del rey en tercera persona no dificulta la atribución de este Salmo a David, como no lo hace la expresión «tu siervo», también en tercera persona, con que el poeta se designa a sí mismo en otros Salmos” (Desnoyers). Por lo demás, “como lo han admitido sucesivamente los intérpretes judíos y cristianos, el lenguaje de David va mucho más allá de él, y conviene sobre todo al «Rey Mesías» (expresiones del Targum) pues solo en Él la realeza de David debía durar eternamente. Cf. II Reyes 7, 12-16; Lucas 1, 32-33” (Fillion). “En el sentido típico, muy por lo menos —añade Calès— hay razón para creer que el Mesías está expresado a través del rey teocrático. Más aún, es muy posible que el autor sagrado haya tenido conciencia de expresarlo en eminente sentido literal. He aquí en todo caso, cómo el Targum interpreta los versículos 7 y 8: “Tú añadirás días a los días del Rey Mesías. Sus años serán como las generaciones de este mundo y las del mundo que vendrá. Él reinará para siempre delante de Yahvé. La bondad y la verdad del Señor del mundo lo guardarán”.
Añade días a los días del rey;
sean iguales sus años
a la multitud de generaciones.
8Reine eternamente delante de Dios;
que tu misericordia
y tu fidelidad lo conserven.
9
9. Lleno de gratitud, el salmista alabará a Dios siempre y le ofrecerá continuas acciones de gracias. Cf. Ezequiel 37, 24 s.
Así cantaré tu Nombre para siempre,
y cumpliré mis votos cada día.
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